Siempre encontraba al pequeño Sid a la orilla de ese lago. El era huérfano y el mago lo había dejado al cuidado del joven caballero. El niño era su mejor aprendiz y el preferido, era muy inquieto y ordenado, fuerte y sensible. Un niño muy diferente.
Le contó a Sid sobre el viaje que debía hacer y el niño noto la preocupación y tristeza de él caballero.
Sid se paro de cabeza afirmándose con sus manos e invito al caballero a tomar la misma posición, le decía mira que extraordinario. El caballero no quería, pero fue tanta la insistencia del niño que lo logro convencer. Al tomar esa postura el caballero no veía nada, miro hacia todos los lado para encontrar lo extraordinario que el muchacho mencionaba. Sin resultados, le pregunto a Sid que era lo que lo asombraba tanto, con lo que el niño respondió como en secreto, que el cielo es azul y que de el cuelgan gigantescos árboles y este es infinito.
El caballero se sintió extraño y al mirar se dio cuenta que lo que veía era como algo nuevo, lo mismos de siempre era algo nuevo y maravilloso, un nuevo paisaje.
Le agradeció al muchacho el mostrarle que siempre los nuevos retos nos dan miedo, porque tenemos una imagen guardada de uno mismo, de la vida que es siempre igual. Y
eso nos impide ver la realidad de diferente forma con otra mirada y cambiarla.
Todos deberíamos ver la vida como un niño inocente, ellos ven todo distinto. Lo que a todos nos parece normal, para ellos es algo nuevo y fantástico.
Sid le dijo que cada vez que sintiera miedo, mirara eso que temía de manera distinta y lograra superar el miedo.
Antes de irse le dijo que fuera a casa de Alma porque ella cuidaría de el. El caballero antes de partir debía despedirse de Alma su amada.
Le contó a Sid sobre el viaje que debía hacer y el niño noto la preocupación y tristeza de él caballero.
Sid se paro de cabeza afirmándose con sus manos e invito al caballero a tomar la misma posición, le decía mira que extraordinario. El caballero no quería, pero fue tanta la insistencia del niño que lo logro convencer. Al tomar esa postura el caballero no veía nada, miro hacia todos los lado para encontrar lo extraordinario que el muchacho mencionaba. Sin resultados, le pregunto a Sid que era lo que lo asombraba tanto, con lo que el niño respondió como en secreto, que el cielo es azul y que de el cuelgan gigantescos árboles y este es infinito.
El caballero se sintió extraño y al mirar se dio cuenta que lo que veía era como algo nuevo, lo mismos de siempre era algo nuevo y maravilloso, un nuevo paisaje.
Le agradeció al muchacho el mostrarle que siempre los nuevos retos nos dan miedo, porque tenemos una imagen guardada de uno mismo, de la vida que es siempre igual. Y
eso nos impide ver la realidad de diferente forma con otra mirada y cambiarla.
Todos deberíamos ver la vida como un niño inocente, ellos ven todo distinto. Lo que a todos nos parece normal, para ellos es algo nuevo y fantástico.
Sid le dijo que cada vez que sintiera miedo, mirara eso que temía de manera distinta y lograra superar el miedo.
Antes de irse le dijo que fuera a casa de Alma porque ella cuidaría de el. El caballero antes de partir debía despedirse de Alma su amada.
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